Es oficial: la mascarilla ya es obligatoria en el transporte público, en espacios cerrados y en la vía pública si no es posible mantener la distancia de seguridad. Antes de la crisis del coronavirus (Covid-19), las mascarillas sólo se recomendaban a personas con ciertas enfermedades o, en ocasiones, a aquellas con alergia al polen. A partir de ahora, parece que van a pasar a ser parte del paisaje cotidiano. Las mascarillas son un instrumento muy eficaz para protegernos y proteger a los demás del coronavirus. Sin embargo, los usuarios que necesitan correción visual han descubierto a la fuerza que, sorpresa, las gafas se empañan constantemente al hablar o al soltar aliento.
Seguro que estos días has leído multitud de artículos con trucos y consejos para evitar que esto ocurra. Hablaremos de ellos más tarde (spoiler: no siempre fucionan y algunos pueden rayar las gafas), pero ya te adelantamos que tenemos el truco definitivo: pasarte a las lentillas. Las lentes de contacto son fáciles de usar, muy eficaces y totamente seguras (también durante la pandemia). Como se ajustan directamente sobre el ojo, verás todo mucho más nítido y mejorará también tu visión periférica. Además, una vez puestas, no necesitas volver a tocarlas o reajustarlas en todo el día, proporcionándote toda la libertad que necesitas. Quien las probó lo sabe.
Al respirar, el aire que soltamos está caliente y tiende a salir hacia arriba por la ranura entre la mascarilla y la cara. Al entrar en contacto con la superficie fría de las gafas, se condensa y se adhiere a ellas en forma de vaho.
Seguro que recuerdas situaciones en las que ocurre lo mismo, como cuando sacas algo del horno o al entrar en casa en invierno. Debido a la tensión que se crea en la superficie de las lentes, el vapor de agua tiende a quedarse pegado, a veces incluso después de limpiarlas con una toallita.
Las respuesta se encuentra a medio camino entre “a veces” y “mejor no lo intentes”. Empecemos por las básicas: ajustarte bien la mascarilla, hacerle una doblez o pegarla a la cara con un trozo de esparadrapo por la parte superior. Si bien pueden mejorar algo la situación y hacer que las gafas se empañen menos, los resultados van a ser imperfectos. Siempre va a quedar una ranura abierta, más grande o más pequeña, por la que el aire caliente puede escapar.
Los trucos que se aplican directamente a las gafas tampoco están exentos de problemas: seguro que has visto el vídeo del traumatólogo que recomienda usar jabón de pastilla por ambos lados del cristal. El problema es que las lentes de sus gafas son minerales y plomadas, mucho más resistentes que las que llevamos la gran mayoría de población. Si tú intentas hacer lo mismo, casi con total seguridad vas a terminar rayando los cristales. ¿Y funciona el mismo truco pero con jabón líquido? Bueno, sí y no.
El segundo problema de este sistema es que para evitar que se forme el vaho necesitas una capa de jabón sobre la lente. Si frotas demasiado el jabón, la capa desaparecerá y por tanto el vapor volverá a adherirse. Si no frotas mucho, la película de jabón permanecerá, sí, pero distorsionará la vista a través del cristal. Como ves, no es la panacea. ¿Por qué no ahorrarte todos estos experimentos y dar directamente el salto a las lentillas?
Las lentillas diarias, de usar y tirar, son la alternativa más práctica e higiénica. Olvídate de guardarlas en líquido, de aclararlas o de preocuparte por no perderlas. Estas lentes de contacto te proporcionan toda la libertad que necesitas para realizar cualquier tipo de actividad: desde el trabajo hasta el deporte al aire libre, pasando por las manualidades, la cocina o los juegos con los niños.
Al contrario que las gafas, las lentillas no se te resbalan por la nariz, ni tienes que ajustártelas o limpiarlas cada dos por tres. Tan sencillo como ponértelas, ponerte la mascarilla y listo, ¡claridad total y vista periférica perfectal! Al final del día, símplemente quítatelas y tíralas (¡siempre a la basura y no al baño!).
Si nunca has llevado lentillas, acude a tu especialista de confianza para que te haga una revisión oftalmológica y lleve a cabo la adaptación de las lentillas. Si tienes cualquier duda, ponte en contacto con nuestros asesores ópticos a través del chat web, en el 91 1146 571 o en ayuda@visiondirect.es.